Claudia Sánchez

Sara Regina

Fonseca

Escribo esta evaluación desde un momento en el que Claudia empieza a convertirse en una interlocutora para mí. Es decir, en alguien que me permite acceder a lo que ella piensa y siente acerca de sus experiencias durante la carrera. Alguien que me interpela sobre los temas que ella y yo hemos compartido a lo largo de su proceso de formación profesional. Tenemos, pues, una cercanía que se fue construyendo a partir de presencias compartidas y de acciones académicas concretas; una cercanía que empieza a verse materializada en palabras y diálogos. 

Yo veo en Claudia a una artista que ha hecho un trabajo constante, dedicado y consciente sobre lo que el entrenamiento, la técnica y la expresividad significan para ella, y sobre la manera en que éstos se practican y se incorporan. Me parece que Claudia es una mujer tímida en sus palabras, pero intrépida e intensa en su corporalidad. Por eso, ha sido sorprendente y conmovedor para mí escucharla decir algunas cosas en clase, leer sus escritos de portafolio y conversar con ella sobre sus inquietudes artísticas.  Claudia habla en volumen bajo, pero en lo que dice percibo mucha determinación y mucha claridad en cuanto a las búsquedas que la motivan y las preguntas que la inquietan. 

En su carrera, Claudia ha sido insistente en tomar diversas técnicas básicas de danza y circo, dos disciplinas que constituyen los ejes de su práctica artística. Se obsesiona por lograr las cosas, le gustan los retos y también es consciente de lo que busca cuando entrena: fortaleza en ciertas partes del cuerpo, cualidades y coordinaciones específicas, destrezas técnicas. Dado que su perfil de bailarina es más bien atlético, me sorprendía que Claudia retornara una y otra vez al Laboratorio de Movimiento basado en el Sistema de Análisis de Laban. Esta es una asignatura que yo he dado durante varios años y en la cual he tenido a Claudia en cinco oportunidades, unas veces como estudiante inscrita y otras veces como asistente. En esta clase he sido testigo de su interés por la exploración y el análisis de elementos fundamentales del movimiento, tales como el cuerpo, las dinámicas, la forma y el espacio. En este consistente proceso, he visto a Claudia identificar lugares poco explorados en su movimiento y, sobre todo, la he visto poner toda su técnica al servicio de exploraciones menos familiares para ella. Su composición espacial ha ganado complejidad y sus cualidades de movimiento se han expandido notablemente. Creo que ella ha ganado un registro de movimiento bastante amplio, y que puede integrar todo ese arsenal a muchos tipos de técnicas corporales, especialmente a técnicas de danza.

Un terreno menos entrenado y explorado para ella es el de la voz. En uno de los laboratorios, Claudia se puso el reto de trabajar un texto escrito por ella. Aunque no ha sido su foco y, como escribía al inicio, la voz de Claudia es más bien tímida; a mí me alegra saber que existe en ella la inquietud por trabajarla. Creo que apropiarse y expandir los potenciales de su voz va a fortalecer aún más su presencia, y también va a posibilitar una nueva diversidad de matices técnicos y expresivos en su cuerpo. Adhiero a los potenciales inexplorados, el terreno de la escritura. Entiendo que Claudia no se siente motivada a escribir en formatos estrictamente académicos, pero no creo que esto tenga que ser un bloqueo para la expresión escrita como posibilidad. A ella la recuerdo en una clase de Puesta en Escena Historia de la Danza hace varios años.  La recuerdo siendo receptiva a las preguntas que nos hacíamos y consistente con la asistencia. Se tomaba la palabra pocas veces, pero cuando lo hacía entendía que ella estaba haciendo sus tareas y siguiendo con atención el proceso. En su trabajo final se dispuso a hacer un análisis a partir de ejemplos concretos de técnicas o géneros históricos de la danza. No creo que esta clase en particular haya sido definitiva o notablemente transformadora para ella, pues sus mayores intereses estaban puestos en otro lado. Sin embargo, yo podría reflexionar algo sobre esta experiencia. Creo que Claudia puede confiar más en la capacidad que tiene para teorizar a partir de la práctica. El hecho de que el formato académico convencional no la motive, no quiere decir que el análisis y el pensamiento crítico no sean interesantes para ella. Asimismo, la autoevaluación de su portafolio me hizo pensar que hay un modo de escritura en el cual ella podría encontrar desenvoltura y, sobre todo, encontrar otro canal de expresividad que puede ser muy interesante para su desempeño escénico. 

Creo que Claudia ha ganado mucho de su capacidad de enfocarse, de su disciplina, de su potente energía, de su tenacidad. Aún en momentos en que la sentí flaquear un poco, ella no soltó su compromiso, y de alguna manera logró impulsarse de nuevo. Esta actitud luchadora es uno de sus grandes poderes. Supongo que en algún momento será necesario también aprender a soltar ciertas cosas o inclusive desenfocar un poco, de manera que aparezcan otras figuras en el paisaje o se escuchen otras voces. Jugar con el gran toro de la voluntad para que este pueda también disponerse a la adaptación, o a la sincronía con los ritmos de los otros. Creo que Claudia seguirá encontrando nuevas maneras trabajar con la inmensidad de factores que componen este oficio. Escalar a otras instancias de la vida la hermosa manera que ella ha encontrado para soltar la contención de su energía en el movimiento, flexibilizar sus ejes y direcciones, y conectarse con el espacio que la envuelve más allá de los límites de su cuerpo.    

Le agradezco mucho a Claudia la generosidad de su disposición y su apoyo en mis clases a lo largo de la carrera. Para mí ha sido un placer verla mover en el estudio y en la escena, así como ha sido un placer compartir con ella algunos entrenamientos dentro y fuera de la universidad. Me parece una bailarina muy potente, y espero que en su camino profesional abunden la apertura, la sensibilidad y la alegría.

Con mucho cariño,

Sara